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Aunque el título no es halagador para el norte del país, lamentablemente ninguna autoridad municipal de esta zona ha logrado solucionar el problema sobre qué hacer con los residuos sólidos; incluso algunos ciudadanos piden a gritos la declaratoria de emergencia sanitaria para llamar la atención de todos.

Los rellenos sanitarios no han sido la solución en las diferentes ciudades porque simplemente no se procesa la basura, sino que solo la acumulamos como quien guarda cajas de zapatos para la próxima mudanza. La privatización podría ser una solución.

La realidad es que no basta con irse a las zonas periféricas para ver el paisaje de basura, sino que hasta las capitales de las regiones están inundadas de basura. El servicio ha colapsado porque las ciudades crecieron, mas no la cobertura del servicio municipal, pese al cobro del mismo.

Las ciudades en pleno desarrollo han sufrido un crecimiento no planificado, lo que ha conllevado a que donde antes se ofrecía un servicio de recojo de basura para una veintena de moradores, ahora la cifra hasta se ha quintuplicado. Sin embargo, las municipalidades no ha sido capaces de mejorar su labor, pese a que cobran a más personas.

Entonces, no hay un equilibrio entre el crecimiento poblacional y el servicio de recojo de residuos por parte de las comunas. Habría que replantear la idea de si las municipalidades deberían seguir brindando este trabajo o si han sido rebalsadas por la incapacidad y necesitan de la empresa privada para agarrar el toro por las astas.

Aunque el problema no solo es del aparato público, porque son las personas quienes terminan afectando el ornato, la falta de cultura para saber aprovechar los residuos sólidos y convertirlos en energía u objetos renovables está llegando a un callejón sin salida.