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No creo que la ley Mulder atente contra la libertad de expresión. Estimula al debate sobre la relación entre el fisco y los medios. Humala gastó más de 1000 millones de soles en publicidad, en muchos casos para levantar la imagen de un ministro incapaz. Si de eso se trata, me rebelo. Se dice que se impedirá la difusión de campañas y comunicados estatales: campañas de vacunación, inicio de las clases, prevención del dengue, alertas de Defensa Civil, alertas de sismos, concursos para viviendas, etc. Ponte una mano en el pecho, comunicador, ¿para eso se paga? ¿No hay allí una extraña relación entre medios y Gobierno? Recordemos: Toledo legalizó lo que Fujimori hizo durante diez años. Creo que allí radica la gran ausencia del proyecto Mulder: que al menos en el caso de la TV, que es el que me compete, el Estado es propietario de las frecuencias y debe establecer a las concesionarias (los canales) la difusión de esta clase de mensajes a los ciudadanos, pero no hacer propaganda de las obras del Gobierno. Mulder dice que los medios en regiones chantajean a gobernadores y alcaldes. Algo que yo llamo el “síndrome del Tunche”. Para esto, la solución no es prohibirles anunciar, sino alentarlos para que vendan publicidad privada gracias a la medición. Ya que Ibope no mide en todas las regiones, el Estado puede suplir a los privados haciéndola con el INEI (ahora supuestamente reorganizado), dándoles así los instrumentos para competir en el mercado. Eso está en la Constitución: el Estado puede intervenir en el mercado, principalmente allí donde no está el privado, precisamente para estimularlo.