El padre de la democracia española
El padre de la democracia española

Se ha ido Adolfo Suárez y el pueblo y la clase política de España le rinden merecido homenaje. No podía ser menos, es un ícono de la política española y mundial del siglo XX, un extraordinario gobernante que logró unir a su país, superando heridas, odios y rencores que caracterizaron el largo franquismo. El padre de la transición española colocó el consenso en su más alto sitial para construir un país moderno con posibilidad de incorporarse al bloque europeo. Logró los emblemáticos Pactos de la Moncloa, que en 1977 unieron a partidos y sindicatos frente a la crisis económica. Un segundo fruto de esa extraordinaria concertación fue la vigente Constitución de 1978. Solo tuvo cuatro años como presidente, difíciles y complejos, pero dio a la política su connotación de arte y habilidad para superar rencores, violencia, desempleo y sobre todo ese pasado franquista caracterizado por la represión, el fanatismo y la imposición de sables. Hizo posible la unificación para alumbrar una España diferente. Prometió lo que podía prometer e hizo todo para cumplir. Un gran modelo para los políticos, que hoy prometen demasiado sin importarles incumplir. El otro gran protagonista fue sin duda el pueblo español, que dejó atrás temores, ataduras y odios para apostar por un futuro en libertad. No hay más, bienvenidos los homenajes y reconocimientos al estadista, al hombre sublimado por la enfermedad. Su desaparición conecta con la nostalgia de un tiempo mejor, cuando la esperanza se impuso por el diálogo y la negociación y los extremismos quedaron atrás. Adolfo Suárez es un grande de la democracia y la política. Su proyecto realizado se valora aún más cuando los pueblos están más necesitados de esperanza para superar tragedias, amenazas, abusos y afrentas. Honor al honor.