Como mencionamos la semana anterior sobre el parlamentarismo, el gobierno proviene del partido que alcance la mayoría en el legislativo. El problema se produce cuando ninguno cuenta con suficientes escaños o, también, cuando carecen de capacidad para establecer alianzas para formar gobierno. Es la situación que atraviesan los parlamentarismos europeos continentales, precisamente por devenir en el multipartidismo, a diferencia del Reino Unido que todavía conserva el sistema de dos partidos.

Los recientes resultados electorales en el Reino Unido, brindaron una rotunda mayoría al partido conservador frente al laborista, mientras que España transita por dos procesos electorales sin que pueda investirse un nuevo primer ministro. La necesidad de alcanzar una mayoría parlamentaria por coalición, demanda un alto grado de madurez en favor de la gobernabilidad y estabilidad política.

En los presidencialismos, a pesar de funcionar mejor bajo un bipartidismo, también pueden operar con un Congreso multipartidista, pero dependiendo de la madurez para establecer pactos de gobernabilidad con las fuerzas políticas afines. En ambos modelos, el parlamentarismo y presidencialismo, funcionan saludablemente bajo sistemas bipartidistas por brindar mayorías claras para la goberbabilidad, con la ventaja del segundo que si bien no requiere de la investidura al primer ministro, sí demanda “muñeca política” para saber lidear con una oposición mayoritaria durante el mandato presidencial.