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Los concursos de belleza, certámenes que vienen del siglo pasado, coronan a misses a discreción y han desarrollado toda una industria alrededor de ellas, siguen organizándose a pesar de sus detractores. Aunque en estos tiempos las mujeres demuestran que la belleza en sí no es un elemento primordial para triunfar en la vida; nos guste no, allí están los concursos anunciando cada año a las ganadoras, celebrando que las muchachas vayan al Miss Universo, Miss Mundo y cuanto certamen se desarrolle en el planeta. Pero como corren nuevos aires en el mundo, si bien sigue siendo importante un rostro de reina para llevarse el cetro y la corona, sus promotores se han dado cuenta de que, para mantener el interés -especialmente entre la gente joven que tiene otra lectura de lo que es una verdadera mujer exitosa y empoderada-, hay que dar ciertos giros a estos eventos. Fue así que, en los últimos años en la elección de Miss Perú, las candidatas en pleno desfile salieron cada una a dar cifras sobre la violencia contra la mujer. Al año siguiente, la prevención del cáncer de mama y, bueno, hasta quienes no están de acuerdo aplaudieron esta iniciativa, en medio de la frivolidad, un mensaje real y coherente. Pues al parecer todo lo conseguido para darle una nueva imagen a los concursos de belleza se fueron al agua con la destrucción mediática a la hoy ex Miss Perú Anyella Grados, hace una semana. ¿La razón? Pues primero la difusión de un video en el que se veía a la joven con algunas copas de más en una discoteca y luego la terrible distribución de otro video grabado por una compañera en su cuarto de hotel con la chica descompensada por la resaca. Los culpables de cómo esas imágenes se distribuyeron demuestran en su acción su catadura moral, pero lo peor sucedió después con los comentarios, la descalificación a la joven por algo que podría haberse manejado de mejor manera. Al fin y al cabo estamos en el siglo XXI, la reina coronada no había cometido delito alguno, pero la organizadora del certamen, Jessica Newton, dijo que las reglas son las reglas y había que quitarle la corona. Al parecer, las misses se comprometen por poco a ser puras y virginales para no menoscabar la imagen que deben proyectar al mundo. Reiteramos, la sanción debería haber sido otra, benigna, no tan estricta. Reafirmando prejuicios, para la mujer, nada; para el hombre se celebra. En 2019 hay muchos pecados para las misses y otros para el común de los mortales.