Durante una actividad oficial en su región favorita, La Libertad, la presidenta Dina Boluarte se autodenominó como “la madre de todos los peruanos” y también aseveró que César Acuña, gobernador de dicha jurisdicción y su principal y más visible socio político, es “el papá” de dicha región.
Fuera de lo patético de esta declaración, vale recordar a la señora Boluarte que el Perú no necesita una madre, sino una presidenta que se dé cuenta de la responsabilidad que tiene y avance las tareas pendientes que son de su competencia.
El Perú no necesita a alguien que esté dando este tipo de declaraciones que, lo más probable, sean producto de algún vendedor o vendedora de sebo de culebra llegado al entorno presidencial para intentar levantar su alicaída popularidad.
Tenemos una descomunal ola de violencia que no da tregua y cada día cobra más vidas, especialmente en la región donde su socio Acuña, sus parientes y su partido mandan hace como 15 años, sin que se vea la mano de una gestión eficiente.
Las sonrisas, los abrazos y las pasadas de mano a Acuña para tener la “gracia” de su bancada parlamentaria, no sirven para nada mientras no se tomen acciones efectivas en un país que a la señora Boluarte se le escapa de las manos.