En la semana que termina ha quedado claro, incluso para los “inocentes” que votaron por el lápiz, el desmadre que es este gobierno de izquierda y la falta de autoridad del presidente Pedro Castillo, quien como bien ha dicho el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, “no sabe ni dónde está parado”; y no sabe cómo ponerse por encima de la sarta de impresentables y extremistas con los que ha decidido ejercer el poder que por un error de la historia recibió en las últimas elecciones.
Primero lo vimos el domingo pasado cuando el premier Guido Bellido lanzó un tuit amenazando con expropiar las operaciones de explotación y transporte del gas de Camisea, apenas unos días después de que el presidente Castillo se paseó por México y Estados Unidos afirmando que se respetaría la propiedad privada e invitando a los empresarios a invertir en el Perú. ¿Qué pasó con el jefe del gabinete? Nada. Allí siguió en su puesto afectando al país y demostrando que su jefe está pintado en la pared.
Avanzó la semana y el miércoles por la noche tuvimos a Bellido amenazando por hacer cuestión de confianza en defensa del ministro de Trabajo y Promoción del Empleo, Iber Maraví, embarrado hasta la cintura por sus nexos con Sendero Luminoso, para que horas más tarde la titular del Congreso, María del Carmen Alva, indique que el propio mandatario le había dicho que lo anunciado por su premier “no estaba en agenda”. Luego el jefe de Estado envió un tuit que confundió aún más las cosas.
Ayer jueves, cuando algunos esperaban que al fin el jefe de Estado sea claro y diga por dónde va su remedo de gobierno y si respalda o no las barbaridades que anuncia su premier en quechua y español, al mandatario no se le ocurrió nada mejor que ir a una actividad en Huaycán para el fomento del consumo de pescado, para finalmente no decir nada, como siempre. ¿Tanto temor tiene a dar explicaciones al país, tal como lo hace cualquier gobernante?
El Perú necesita un líder, no un personaje al que le ponen ministros y no se atreve a sacarlos por más que sean nocivos para el país y sus 33 millones de habitantes. Una encuesta de Ipsos señala que el 61 por ciento de peruanos no ve esa cualidad en el profesor Castillo. Lo más triste es que lo sabíamos desde la campaña, pero la mayoría prefirió mirar a otro lado y darnos este mamarracho de administración en la que no se sabe quién manda.