En medio de una grave crisis política, recesión económica e inseguridad ciudadana, que afecta la vida de la gente, en los últimos años el atletismo -especialmente las pruebas de fondo- ha dado grandes alegrías a los peruanos. Los títulos mundiales de Kimberly García y las victorias de Gladys Tejeda y Cristhian Pacheco en los Panamericanos, este último por partida doble, no solo fueron conquistas personales sino también un motivo de orgullo para todo el país.
Sin embargo, es evidente el poco o nulo apoyo del Estado a los atletas. “Este deporte es sacrificado, no hay mucho apoyo. Es la realidad que como atletas vivimos. Quiero ganar una medalla olímpica, pero no puedo solo”, dijo Cristhian Pacheco, al regresar al país luego de ganar la presea de oro en los Panamericanos de Santiago. Increíblemente, a su llegada al aeropuerto limeño nadie lo recibió. Tuvo que tomar su taxi para irse a su hotel. El maratonista huancaíno, se encontró con una desalentadora falta de apoyo y reconocimiento por parte de las autoridades nacionales.
Es lamentable que un atleta de la talla de Pacheco se vea obligado a asumir la responsabilidad de su carrera deportiva por sí mismo, con la ayuda de patrocinadores privados. Si bien el esfuerzo individual es esencial en el deporte, no se puede ignorar la importancia del apoyo institucional y gubernamental para el desarrollo de atletas de alto rendimiento.
Con los Juegos Olímpicos de París 2024 en el horizonte, es crucial que las autoridades peruanas reevalúen su enfoque hacia el deporte y brinden un apoyo más sólido a los atletas nacionales.