Michael Roach es un norteamericano de 69 años que vive en Arizona y estudió en la Universidad de Princeton. Mencionar solo su nombre, quizá, pasaría desapercibido si no fuera porque es un “Geshe” es decir, un budista tibetano portador de un alto grado académico de maestro. Recientemente, tuve oportunidad de participar de una conferencia magistral que ofreció en el auditorio de una prestigiosa universidad en Lima. Con franqueza, nunca antes había escuchado hablar de él y, mientras observaba su ingreso al escenario, su aspecto desgarbado, su cabello ralo y largo, y sus formas sencillas y amables, pensé que se trataría de una conferencia más, de las muchas a las que he tenido oportunidad de asistir a lo largo de mi vida. Sin embargo, este peculiar ser humano, dotado de un brillo especial, desplegó su historia personal en 45 minutos y dejó encantado al auditorio, con la sencillez de sus ideas y generosidad en compartir aquellos principios tibetanos que utilizó para tener éxito en sus propios negocios y ser feliz.
Narró y compartió con mucho detalle lo que llama “The four steps” , los cuatro pasos para alcanzar el éxito y que se resumen en: Decidir lo que quieres lograr, encontrar a alguien más que quiera lo mismo que tú (de preferencia, si es alguien que te cae mal o que compite contigo), ayudar a este “alguien más” a conseguir “sus fines” -de manera gratuita y a través de la donación de una hora de tiempo a la semana- y, finalmente, lo que llamo “Coffe meditation” o tiempo de reflexión sobre aquellos hechos positivos del día, repasados con nuestra almohada cuando estamos a punto de dormir. Para quienes como yo, no conocían la trayectoria de Michael Roach, deberán saber que fundó la compañía “Andin International” con 7 dólares en el bolsillo y que llegó a facturar más de 250 millones de dólares al año, empresa que luego vendió al multimillonario norteamericano Warren Buffet y dinero con el que fundó una organización sin fines de lucro con la cual inició su largo camino para transformar la forma como se concibe el éxito y los negocios en el mundo entero.
La sencillez del mensaje se puede resumir en “haz el bien sin mirar a quien” y “devuelve todo lo bueno que la vida te da, para hacer feliz y ayudar a alguien más”; “Das y recibes el doble”, la vida funciona así y es, finalmente, muy corta. Entendí que un momento puede cambiar un día, un día puede cambiar una vida y una vida, ¡puede cambiar el mundo!