Hace una semana, un incidente protagonizado por Andrés Wiese, un conocido actor de televisión y María Fernanda, una vecina del distrito de Miraflores, se convirtió en viral gracias a las difusión de las imágenes grabadas por el artista, con las que buscó registrar los ataques que recibió de la mencionada señora. Ella, muy iracunda, lo acusaba de permitir que su perro ensuciara la puerta de su casa, no entendía razones, menos lo que le explicaba el asustado Wiese; que recibía gritos destemplados, acusaciones, insultos y finalmente golpes. Todo el alboroto y la agresión fue conocida en pocos minutos por los dos millones de seguidores que tiene el artista en Instagram y los 600 mil en TikTok, lo que generó una corriente de opinión que descalificó el ataque de la ciudadana y que reafirma el poder de las redes sociales en estos tiempos. Contra todo lo que se piensa, cuando leemos o vemos contenidos pintados de exceso que nos hace cuestionar la validez de plataformas en la vida moderna, lo que pasó con Andrés Wiese nos debe llevar a la reflexión sobre el uso que se hace de las redes, que es lo que le dará siempre validez a esta imprescindibles herramientas. Pero eso sí, el valerse de un video para hacer una denuncia, debe ser el primer paso para luego realizarla en los cánones correspondientes, de lo contrario se quedará en la anécdota, y también hay que pensar de la magnitud que puede generar una protesta virtual de parte de un personaje mediático. En el caso de la señora miraflorina, debido a la influencia en la web del exactor de “Al fondo hay sitio”, se corrió el riesgo del desborde y además de también provocar situaciones de violencia contra ella, que nunca se justificará. Estamos frente a un escenario que nos presenta grandes desafíos respecto al uso de las redes sociales para llegar a visibilizar y exponer situaciones de violencia, abuso de poder, fallas en servicios públicos, entre otras, que merecen toda la atención ante la falta de interés de las autoridades del turno. Sin embargo, para que esto no termine en una suerte de desfile de contenidos que solo sean puro divertimento, hay que ser muy escrupuloso a,la hora de decidir que es lo que realmente se trata de una denuncia ciudadana y lo que no merece subirse a redes.