El Presidente apareciendo en un audio comprometedor, en el que busca alinear a una secretaria para conminarla a mentir ante una comisión oficial del Congreso.

El Presidente discutiendo con la secretaria en el audio, apareciendo por momentos como acorralado en la discusión y mostrando poco mando y debilidad.

El Presidente desesperándose ante la exposición pública del audio, convoca a consejo de ministros, mientras la prensa cercana y los ejércitos de trolls allegados, empiezan su trabajo de demolición en los medios de comunicación masiva y en las redes sociales.

El Presidente utilizando a sus ministros para desviar la atención hacia un intento de sedición que nunca pudo probar ni denunciar.

El Presidente presentando una demanda competencial ante el Tribunal Constitucional para evitar comparecer ante el Parlamento.

El Presidente enviando a la hora nona una carta al Congreso para avisar que no comparecerá por el asunto de la vacancia.

El Presidente presentándose al Congreso, a último momento, porque le hicieron entender que era un error su comunicación anterior.

El Presidente leyendo su discurso ante el Parlamento sin explicar los contenidos de los audios y enseñando una carta de retractación de una de sus secretarias que lo inculpó.

El Presidente dejando solo a su abogado a que responda por él y saliendo raudamente para no escuchar a nadie.

El Presidente escuchando que en el debate sobre su vacancia se dice que compró votos de congresistas a cambio de presupuestos para sus regiones.

El Presidente salvando la vacancia a las justas.

El Presidente aferrándose al cargo como sea.

El Presidente encarnando a la nación peruana, mientras queda clara la sordidez del contexto que construyó en el Palacio de Gobierno.

El Presidente perdiendo el respeto, la credibilidad y la capacidad de inspirar confianza y fe en medio de la crisis sanitaria y económica.

El Presidente…viéndose realmente mal. Muy mal.