Ante los serios cuestionamientos al presidente Pedro Castillo debido a un presunto plagio de su tesis de posgrado, éste se pronunció ayer mediante un comunicado, luego de tres días de silencio. Sin embargo, en lugar de responder con transparencia y contundencia a la denuncia periodística, como casi siempre se dedicó a victimizarse y culpar a otros.
Es sintomático que seis de los ocho puntos de su mensaje a la opinión pública hayan sido para fustigar a los medios de comunicación. Se trata de recriminatorias sin sentido e inútiles y un mar de contradicciones, ya que si insinúa que no es su tesis debe mostrar la original. Finalmente su universidad le enmendó la plana.
Es penoso que Castillo rechace la investigación periodística y hable de un contubernio de la prensa para desestabilizar su gobierno, sin aclarar el supuesto acto inmoral de plagiar una tesis. La forma de responder no solo ha evidenciado inseguridad sino que ha resultado contraproducente para la gobernabilidad. Más sombras acechan al actual Ejecutivo y hasta la Fiscalía ha intervenido.
Si bien, a estas alturas no sorprende el enfermizo rencor del jefe de Estado contra los medios, plasmado en esas respuestas con desesperada agresividad, no debe perder la noción de la realidad. Debe asumir su responsabilidad en este nuevo escándalo.