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Sería bueno que más allá de los balbuceos del aprista Elías Rodríguez, presidente de la Comisión de Levantamiento de Inmunidad Parlamentaria, alguien explique al país cómo fue que salvaron de ser enviado al Poder Judicial al congresista Richard Acuña, quien en estos momentos debe estar celebrando en el Mundial el hecho de haberse librado de ser procesado como cualquier ciudadano por la presunta falsificación de documentos para quedarse con un terreno en Trujillo.

El caso protagonizado por el congresista Acuña, famoso por sus constantes inasistencias y tardanzas al trabajo para el cual fue elegido, es escandaloso porque fue salvado por sus colegas pese a que su hermana Kelly sí podrá ser juzgada por los mismos delitos que se le imputan a él. Claro, la diferencia es que el primero goza de inmunidad parlamentaria, que en este caso queda convertida -literalmente- en “impunidad parlamentaria”.

Los congresistas que han blindado a su colega Acuña en la comisión que preside su paisano Rodríguez no han tenido en cuenta los peritajes y las evidencias mostradas en el proceso que se sigue en Trujillo. Los malpensados, esos que muchas veces suelen acertar en materia política, afirman que la “salvada” fue a cambio de los votos de la bancada de APP para la aprobación de la “Ley Mordaza”, promovida por el APRA y respaldada por la mayoría fujimorista.

La “salvación” del congresista Acuña es una muestra clara de por qué es necesario acabar con la figura de la inmunidad parlamentaria, pues en este caso solo sirve para impedir que un ciudadano que presuntamente ha cometido un delito sea juzgado como cualquier otro, más aún si los hechos que son materia de juzgamiento se produjeron en su faceta de empresario y muchos años antes de asumir la función pública.

Hay que tener en cuenta que la sesión en la que sus colegas libraron a Acuña de ser juzgado se pudo dar luego de reiteradas suspensiones por falta de quórum. No hay duda de que la suerte acompaña a este caballero, quien por segunda vez ostenta el cargo de segundo vicepresidente del Congreso en representación del partido cuyo dueño, César Acuña, es su padre. ¿Volverá al cargo por tercera vez? Quizá lo esté pensando mientras mira los partidos en Rusia.