Al momento de escribirse esta columna aún no se vota el pedido de confianza del jefe del gabinete, Pedro Cateriano; no obstante, todo indica que sí obtendría la investidura.
Tras una exitosa ronda de conversaciones con la oposición, solamente amenazada por los insultos de su jefe -el presidente Humala- en contra de la oposición (¿con el ánimo de verlo fracasar?), Cateriano no ha dejado de ser ambicioso y ha ido más allá pidiendo facultades para legislar.
Pretender facultades legislativas a estas alturas de la gestión nacionalista es un despropósito por donde se le mire. Principalmente por la oportunidad (estamos a meses de iniciarse la campaña presidencial y el Gobierno ya arrancó la suya a través del Presidente, su esposa y de momento el señor Urresti), el alcance (la eliminación de trabas burocráticas para la inversión hace por lo menos dos años es una “prioridad” para este Gobierno, pero con casi cero resultados; lo mismo se podría decir en materia de política social -salvo el rubro educación- y con mucha mayor contundencia en inseguridad ciudadana y lucha contra la corrupción) y el costo fiscal asociado (el riesgo de mal uso de recursos en esta etapa es alto).
Si Cateriano hubiera planteado el pedido de facultades en forma acotada y seria, era menester hacerlo explícito durante los diálogos con las agrupaciones. Es claro que la eliminación de trabas y la inseguridad ciudadana hoy son una necesidad nacional, pero se supone que el Gobierno ya viene trabajando en ello. ¿Qué de nuevo traerían más normas que no existan ya o de qué herramientas legales adolece el régimen para hacer un buen trabajo? O ¿qué nos asegura que nuestro problema en ambos casos sea normativo y no de acción o de procesos?
En el tema económico, por lo menos, el principal déficit está en la ausencia de confianza en el inversionista de todo tamaño antes que en más cuadernillos en el diario El Peruano. El caso Tía María (para variar) habla por sí solo: ¿acaso la empresa no ha cumplido con todas las exigencias normativas y ambientales como para poder operar? ¿Poner en marcha la Línea 2 del Metro es un tema de normas o de decisiones?. ¿Y qué me dicen del Gasoducto del Sur?
Cateriano no ha hecho más que cumplir con el manual: “El que pide poco es un loco”.



