El recuerdo del holocausto judío

Todas las persecuciones y exterminios que han sucedido en la historia de la humanidad merecen la mayor de las condenas porque su impacto mermó a la vida humana, el bien jurídico máximo. El reciente recuerdo del holocausto judío debe servir para las luchas permanentes contra todas las formas de discriminación que aún existen en el planeta.

Nadie podrá borrar el ensañamiento contra el pueblo de Abraham en pleno siglo XX, durante la Segunda Guerra Mundial, en que murieron más de 6 millones de judíos. Si uno revisa la historia de este pueblo constatará las vicisitudes y sufrimientos que padeció a lo largo de los tiempos.

Fueron cuando esclavos, la mano de obra que edificó los Jardines Colgantes de Babilonia, una de las 7 maravillas del mundo antiguo; en esa misma condición de res o cosa, sirvieron a las órdenes de Egipto para levantar las ciclópeas construcciones faraónicas como fueron las pirámides y otros monumentos para asegurar su vida después de la muerte; esta sufrida vivencia los llevó, con Moisés a la cabeza, hacia la Tierra Prometida.

A su turno, los romanos también los conquistaron y convirtieron a Judea y otros poblados cercanos en una provincia del poderoso Imperio de Occidente.

En los tiempos posteriores a Jesús de Nazaret, comenzaría en la historia judía la denominada diáspora que fue la diseminación de ese pueblo por el mundo. Muchos llegaron a Europa, acumularon riquezas y se convirtieron en una amenaza para las manifestaciones intolerantes que los odiaron como el fascismo italiano y el nazismo alemán. La comunidad internacional los comprendió y protegió. Israel es el único Estado soberano que surgió a la vida internacional por una resolución de la ONU. Después de la guerra de 1945, y progresivamente, volvieron a concentrar poder político y económico. Hoy son los mayores lobistas en EE.UU. y en nuestra región, también; sin embargo, no permitamos más holocaustos.