La Comisión Permanente del Congreso ha aprobado ayer el viaje al Foro Económico Mundial que se llevará a cabo en Davos, Suiza, en enero del 2025, de la presidenta Dina Boluarte, un viaje importante y necesario para el país, siempre y cuando la mandataria tenga una participación responsable y alturada, muy distinta a la lamentable exposición que dio en 2022, cuando era vicepresidenta del gobierno del recluso Pedro Castillo.

Recordemos que en esa oportunidad, la entonces vicepresidenta y ministra de Desarrollo e Inclusión Social acusó a la minería formal de contaminar ríos, lagos, pastizales, suelos y zonas de cultivo, con lo que nos dejó ante el mundo como un país bárbaro donde, además, el Estado al que representaba la señora, no hacía nada por combatir esos delitos.

Fue una participación lamentable, digna de la representante del gobierno de un filosenderista y agitador de feria que hasta hoy no sabe cómo llegó al poder, y al que la minería formal, esa que tributa, genera empleo y opera con estándares internacionales de cuidado del ambiente y es vigilada por el Estado, le interesaba muy poco.

En Correo queremos entender que el pasado incendiario de la señora Boluarte ha quedado atrás, y que esta vez veremos a una mandataria con un discurso completamente distinto, basado en la realidad y alejado de falacias, con la intención de atraer inversiones, que es lo que el país necesita para salir del hoyo.