Se equivoca la vicepresidenta y ministra de Desarrollo e Inclusión Social, Dina Boluarte, al criticar a los medios de comunicación por preguntar sobre las simpatías de su jefe Guido Bellido por la banda terrorista Sendero Luminoso y al pedir que las preguntas de los periodistas se orienten hacia temas como el bono de dinero que entregará el gobierno a familias vulnerables, en lugar de insistir con asuntos que sin duda son incómodos al régimen marxista leninista de Pedro Castillo.

La señora ha dicho que preguntas relacionadas a los nexos de este gobierno con bandas criminales como Sendero Luminoso y MRTA “no hacen bien a la sociedad”, y que las autoridades y la prensa deben trabajar “hermanadas”. Sin duda la vicepresidenta y ministra está muy equivocada. Está viviendo en un mundo al revés, algo que en realidad no extraña si viene de una de las cabezas visibles de esta administración que es un verdadero desastre.

En primer lugar, en todo país libre y democrático es trabajo de los medios indagar e insistir con sus investigaciones y preguntas cuando tiene ante sus ojos un gobierno contaminado por nexos de sus más altos funcionarios con grupos terroristas, algo que sin duda alguna es lesivo a los peruanos y a la memoria de los caídos. ¿O la señora quiere que nos quedemos callados ante ministros cuyos nombres aparecen en atestados policiales relacionados a atentados dinamiteros?

De otro lado, en ningún país civilizado la prensa trabaja “hermanada” con el poder. Su papel es estar del otro lado, fiscalizando lo que no está bien, como es la infiltración terrorista en el Estado con la venia del propio mandatario. Esa labor de los medios se da en toda democracia, y no en lugares admirados por este régimen como Cuba, Venezuela o Nicaragua, ni en sectas maoístas o guevaristas, ni en sindicatos radicales donde todos aplauden o levantan el puño cada vez que el líder –o cabecilla– dice una palabra.

El sueño de la señora Boluarte, donde la prensa “hermana” pregunte solo sobre lo que ella quiera, no se dará en el Perú mientras exista democracia y libertad de expresión, y los periodistas puedan hacer su trabajo, como es cuestionar la “normalización” de la presencia senderistas en el seno del poder. Si mañana aparece el video de un ministro bailando “Zorba el griego” con Abimael Guzmán y no hay un deslinde, ¿nos tendremos que limitar a informar sobre los bonos que entrega el gobierno? Inaceptable.