Siempre voy a pegarme al derecho porque soy un hombre forjado en esta ciencia, pensando fijamente en lo justo. Por eso siempre dije que el indulto dado al expresidente Alberto Fujimori en 2017 fue absolutamente constitucional y por eso, además, hasta me constituí ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos en calidad de amicus curie (amigo de la Corte) para presentar una pieza escrita stricto sensu jurídica fundamentando las razones jurídicas del ejercicio de la prerrogativa presidencial para concederlo; dije, en adición, que el indulto a Fujimori no podía ser revertido por la CIDH porque no era un caso de la Corte y así fue pues esta instancia supranacional del continente jamás decidió nada al respecto, devolviendo la pelota al Estado peruano, es decir, haciendo lo más fácil: deshacerse de su compromiso con su rol judicial interamericano que era declarar que no tenía competencia para pronunciarse sobre un asunto del puro derecho interno peruano. También dije que la anulación del indulto por un juez supremo de nuestro país, fue una completa aberración jurídica porque se trajo abajo a la abrumadora doctrina planetaria del concepto de la cosa juzgada pasándola por encima sin mayor inmutación imponiéndose el capricho y la obsecuencia. Pero Fujimori fue nuevamente encarcelado y esa medida fue una tremenda osadía política que menoscabó a la ciencia del derecho frontalmente pues no existe ley con nombre propio como se hizo con Fujimori en pura actitud de ensañamiento. Las normas jurídicas son en su esencia y en su consistencia erga omnes, es decir, para todos, nos guste o no. Lo correcto debió ser que en la apelación la decisión era la anulación de la referida aberración jurídica que lo volvía a recluir pero no se hizo por acuerdos políticos antes que criterios jurídicos. Como académico, concluyo que nuestros magistrados del Tribunal Constitucional en mayoría, al declarar fundado el habeas corpus que restituye la condición de indultado a Fujimori siendo de iure totalmente libre, rescatan al indulto mismo y a la cosa juzgada que en el Perú estaban por los suelos. Fujimori, que quebró la moral nacional, para el derecho seguirá siendo culpable pero la pena le ha sido perdonada. No morirá en la cárcel y eso me parece justo en el balance de su actuación política en nuestra historia reciente.