Muchas cosas comprometedoras puede haber dicho la lobista Karelim López respecto al presidente Pedro Castillo, y otras más podría afirmar en las próximas horas el ex secretario general del Despacho Presidencial, Bruno Pacheco, quien parece estar dispuesto a cantar antes que termine encerrado en un penal. Sin embargo, si en el Congreso no hay votos para sacar al mandatario, nada cambiará a pesar de la indignación que las confesiones puedan generar.
Después de haber visto cómo le han dado el voto de confianza a tres de los cuatro gabinetes impresentables de este gobierno –algunos de ellos incluso con gente vinculada a Sendero Luminoso– y cómo han bloqueado interpelaciones a ministros de terror, nada asegura que las confesiones de Pacheco puedan llevar a la pronta salida del jefe de Estado. No olvidemos el apoyo incondicional de ciertos personajes de Acción Popular (AP), Alianza para el Progreso (APP), Somos Perú y Podemos.
Mientras “Los niños” del partido de la lampa sigan siendo el furgón de cola de este régimen incompetente y manchado de corrupción, la bancada de César Acuña haga lo que le dé la gana al momento de votar y Somos Perú tenga un ministro como el de Cultura, Alejandro Salas, que se ha convertido en un vergonzante escudero del mandatario, Castillo y el corrupto Vladimir Cerrón seguirán riéndose de todos los peruanos al saber que tienen asegurada su permanencia en el poder.
De los congresistas de Perú Libre y de Juntos por el Perú no se podía esperar nada, pero sí de quienes ingresaron al parlamento por grupos de oposición democrática. Parece que los “arreglos” para las obras en sus regiones, los negociados, los contratitos y las consultorías para los amigos, los rabos de paja ante problemas judiciales y el temor a irse a sus casas y perder las quincenas, son más importantes que hacer control político sobre el gobierno de la dupla Castillo-Cerrón.
Cuando más se necesitaba del concurso de legisladores honestos y comprometidos para hacer frente al gobierno incompetente y corrupto que nos ha tocado en un momento de crisis, aparecen “Los niños” y compañía para hacernos ver que siempre la política peruana puede caer mucho más abajo. Nunca olvidemos quiénes son aquellos que en “defensa” de la “gobernabilidad” y de un “presidente del pueblo”, quieren tapar la corrupción que brota desde el día uno en la Casa de Pizarro.