Gareca ha potenciado a Perú, pero el buzo de Perú también ha revalorizado a Gareca, a tal punto que Martín Liberman, uno de los periodistas con mayor ascendencia en Argentina, se lamenta de que el “Tigre” no sea el DT de la Albiceleste: “Lo teníamos a la vuelta de la esquina, pero como es un flaco desgarbado, tiene el pelo largo y no usa Dolce & Gabbana, no lo consideramos”.

El ojo de Juan Carlos Oblitas sí fue directamente a él, lo trajo y hoy está a una última victoria de llevarnos al Mundial, haciendo trizas 36 años de golpes al corazón. He aquí su exitoso decálogo de trabajo:

1. Ricardo Gareca empezó a jugar con el éxito cuando puso en cancha hombres más que nombres. Los ejemplos sobran.

2. Siempre habla de “nosotros” para referirse a la selección, algo que a Markarián le costaba. Eso se llama lealtad.

3. Llega fácil al jugador porque, pese a ser argentino, no abusa del verso ni de la milonga. Y se corre del figuretismo.

4. Se ha mimetizado con el buzo nacional. Es su nueva piel. Pocas veces lo hemos visto en trajes y greviches.

5. Su santo y seña es trabajo y unión. Y sus pupilos han aprendido bien la lección y la profesan a diario.

6. Inspira respeto sin gritar ni gastarse un carajo. ¿Cuándo algún jugador le ha discutido su cambio? Nunca.

7. No gusta de los experimentos ni rotaciones. Saca una pieza y coloca otra que le dé el mismo funcionamiento.

8. Aplica la convergencia como táctica, revitalizando a los jugadores experimentados con la sangre de los millennials.

9. Da la cara en el triunfo y en la derrota, y rara vez pierde los papeles ante una pregunta incómoda.

10. Se ha rodeado de la gente precisa, como “Ñol” Solano, el maestrito que el propio Maradona aplaudió.

Allá vamos, Rusia.