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El Congreso se ha puesto de pie para defender simbólicamente a la mujer. Dedicará una audiencia temática para abordar esta ola malsana de violencia que nos afecta como sociedad inspirada por el machismo como prejuicio, que surge de la idea de superioridad e inferioridad a los seres humanos según sean hombres o mujeres.

Gran parte de los peruanos, incluidas en este universo a las mujeres, ven y aceptan que las diferencias juegan a favor de ellos y en contra de ellas. Una actitud de discriminación hacia la mujer que no se sostiene en la realidad, en la cual demostramos que no existe superioridad por género y que de existir solo se determina por la adhesión a valores, por la dignidad, coherencia, responsabilidades sociales y familiares que la mujer afronta con valor y consistencia moral. No hay base sostenible para esta distorsión mental y cultural.

Es un derecho y un deber luchar contra la discriminación contra la mujer, contra el indignante machismo que se expresa cotidianamente en mejores salarios para los varones por funciones similares o iguales, o en dar a los hombres los mejores puestos de responsabilidad social, gerencial o política. Si el feminicidio o las golpizas nos avergüenzan y los debemos sancionar firmemente, no podemos dejar de tocar la permisividad sutil de quienes piensan que solo los hombres están prometidos a las grandes misiones mientras las mujeres son solo el soporte o el apoyo.

Y en esta mentalidad equivocada las madres tenemos gran responsabilidad. La mano que mece la cuna da a los varones trato de seres superiores, llamados a grandes responsabilidades, mientras relega a las niñas sin pensar en la igualdad. Las mujeres madres necesitamos cambiar. No formar en los varones ninguna conciencia de dominación ni superioridad. Y no es una recomendación ligera, las consecuencias de no escucharla pueden ser graves. ¡¡Feliz Día de la Madre!!