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El domingo último terminó con poca asistencia de mandatarios la XVIII Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, nada menos que en isla Margarita, Venezuela, un país que el chavismo ha puesto al borde del abismo con 80 por ciento de escasez de alimentos y medicinas, y una inflación que según proyección del Fondo Monetario Internacional (FMI) superará el 700 por ciento en 2016. Nadie sabe qué logro habrá podido exponer Nicolás Maduro ante los ojos de sus visitantes.

No es que dicha cumbre sea relevante en el quehacer mundial. Todos sabemos a qué países y a quiénes agrupa este foro, cuya reunión de este año ha servido para que Maduro inaugure un monumento de bronce de 3.8 metros de alto en honor a Hugo Chávez en Margarita, donde precisamente hace unos días el mandatario llanero tuvo que salir corriendo ante las muestras de repudio que recibió en las calles, lo que motivó la detención de 30 manifestantes y dos periodistas.

Sin embargo, valió la pena esta reunión, que ha costado entre 150 y 250 millones, según la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), para recordar el drama que vive Venezuela bajo las botas del chavismo. Hace pocas horas, el gobernador del estado de Miranda, el opositor Henrique Capriles, ha tenido que disponer la emergencia alimentaria en su jurisdicción debido a que no hay comida para escolares, ancianos y discapacitados. Es, pues, uno de los logros del “socialismo del siglo XXI”.

Ayer en Correo hemos publicado la denuncia de Lilian Tintori en el sentido de que su encarcelado esposo, el también opositor Leopoldo López, es sometido diez veces al día a revisiones corporales dentro de la celda donde cumple una condena de 14 años, aparte de otras vejaciones ya difundidas con anterioridad. Pero claro, para “los No Alineados” todo esto es invento de “la derecha” para desestabilizar a los gobiernos “progresistas” de la región.

Y acá, mientras tanto, la izquierda local representada en el Congreso se hace de la vista gorda al momento de emitir una condena a los abusos del chavismo, quizá para evitar las iras públicas de “Nico”, el de las agendas de Nadine Heredia, esas donde Verónika Mendoza podría haber escrito, según ha reconocido. Es evidente que esta gente no mide con la misma vara los abusos. Si vienen de la izquierda, nada pasa; si provienen del lado derecho, la condena es total. Doble moral.

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