Es curioso que ahora el sector empresarial de nuestro país condicione sus inversiones en el Perú si persiste la carencia del factor confianza, cuando hace apenas unos años un grupo de magnates formó el club de la construcción para ganar las obras públicas con más millones en juego, todo en medio de grandes negociados y repartos. Entonces, recuperar la fe es cuestión de dos, y no sólo del Estado.
Digo esto porque se vienen tiempos recios en nuestras finanzas, tal como lo reveló el BCR, y estamos mirando el problema con un ojo. ¿Qué ha hecho el sector empresarial para recuperar la confianza de los peruanos? ¿Tenemos empresas más honestas? ¿Se acabaron los pactos bajo la mesa con algunos funcionarios corruptos como vimos en el pasado?
Sin la billetera de las empresas, el país no logrará recuperarse pronto, eso lo han entendido incluso en sectores de la izquierda. Es, sin duda, el gran generador del empleo. Pide muestras de seguridad jurídica y estabilidad política, pero su entusiasmo es pobre. Castillo asustó en su momento con la horripilante estatización y el cambio de la Constitución, y ya sabemos que no le daba el cerebro. El suelo está parejo.
El adelanto de elecciones y la vacancia presidencial han salido de agenda desde hace tiempo. No obstante, han ingresado a la mente la corrupción fiscal y congresal, asuntos públicos que son parte del folclore nacional. Por lo tanto, necesitamos empresarios con pantalones, que comuniquen mejor, que generen confianza en que nos irá mejor el 2024.