El Perú está pagando las consecuencias de haber elegido como presidente al ex sindicalista radical Pedro Castillo, quien venía arropado por un partido precario y con olor a organización delictiva a cargo de un sentenciado por corrupción como Vladimir Cerrón, quien se ha quedado anclado en los años 70 y sigue creyendo que si viajamos por la ruta de las tiranías comunistas de Cuba, Venezuela y Corea del Norte encontraremos la solución a todos los problemas que nos agobian.
La precariedad e informalidad del gobierno del presidente Castillo la hemos palpado en las últimas horas, en que tuvimos a la premier Mirtha Vásquez pidiendo el voto de confianza a un Congreso con un mensaje, al menos para la tribuna, “moderado” y casi de “centro” en que obvió referirse a la convocatoria a una asamblea constituyente, mientras el propio mandatario se iba a Bagua a lanzar un discurso incendiario y proponer la “estatización” del gas de Camisea.
Este desmadre tuvo como telón de fondo las abiertas diferencias en la bancada oficialista, en que por un lado están los cerronistas con el histriónico Waldemar Cerrón al frente, y por otro se mueven los profesores radicales –varios de ellos jalados en pruebas de suficiencia profesional– que apuestan por Castillo. Lo irónico es que durante el pleno del lunes, desde la tienda del lápiz muchos legisladores se esforzaban por pedir “unidad” a sus colegas de la oposición. ¿Nos están tomando el pelo?
Lamentablemente este es el gobierno del bicentenario, el que llegaba a tomar las riendas de un país agobiado por una crisis brutal, solo comparable con la dejada por la Guerra del Pacífico a fines del siglo antepasado. El régimen no es capaz de mostrar coherencia y un camino claro. Tampoco puede mantener una bancada cohesionada a menos de cien días de tomar el poder, pero así tambaleante nos quiere introducir en rutas turbulentas que solo llevan al fracaso y a más pobreza.
Las inconsistencias y la informalidad de este gobierno nos pueden pasar una gran factura a los peruanos. Por lo menos ayer el dólar mostró nuevamente tendencia al alza. Y en medio de todo esto, habría que ver qué dice el ministro de Economía y Finanzas, Pedro Francke, el ahora “moderado” que suele mostrarse haciendo esfuerzos por atraer inversiones y rechazar la posibilidad de cualquier zarpazo estatista o expropiador. ¿Pasará por alto esta jalada de alfombra?