Los asesores del presidente Pedro Castillo lo están llevando por el camino equivocado al creer que si muestran a un gobernante pechador y en “modo confrontación” contra el Congreso, el Ministerio Público y la prensa, hará que los peruanos se distraigan de la fila de investigaciones que tiene abiertas por presuntos actos de corrupción, sustentadas en las imputaciones directas que vienen haciendo personajes que fueron del entorno del profesor.

El sábado último desde Junín, el jefe de Estado, dentro de lo que se pudo entender de su errático discurso, amenazó al Congreso, cuyos miembros ayer rechazaron esta bravata. ¿El profesor Castillo está cocinando su ilegal cierre? Días antes el mandatario usó su cuenta de Twitter para atacar a la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, quien también es blanco de algunos dardos lanzados por escuderos del gobierno.

El domingo, en Panorama se leyó una carta a través de la cual el mandatario “ordena” que se rectifique tras el reportaje de la semana anterior en que se corrió traslado de las graves declaraciones del exsecretario Bruno Pacheco. Sin duda los asesores del jefe de Estado no le han explicado que quien tendría que corregir lo dicho debería ser el personaje que fuera brazo derecho del gobernante y no los periodistas. Esto solo muestra la precariedad del entorno presidencial.

Si el mandatario se ha propuesto iniciar su segundo año de “gestión” mostrándose audaz y dispuesto a la confrontación, más bien debería salir a dar una conferencia de prensa con todos los medios, para explicar lo que país quiere saber respecto a quien ejerce el máximo cargo de la administración pública. Que hable de Pacheco, de Juan Silva, de los ascensos en la Policía Nacional, de las reuniones en Sarratea y de los fajos de dinero que dicen haberle entregado en sus manos.

El Perú no está para arrebatos, sino para conocer la verdad. Si el mandatario está tan seguro de su inocencia, que dé la cara, hable y que no se esconda en discursos en plazas o detrás de abogados que con su “arte del engaño” están cavando su tumba política y penal. Y mientras tanto, en el Congreso infiltrado por “Niños” sigue mirando a otro lado, siempre de espaldas a un país que hace meses debió ser librado de este gobierno.