El viernes último la Junta Nacional de Justicia (JNJ) anunció el inicio de una investigación contra el fiscal supremo Pablo Sánchez, el fiscal superior Rafael Vela y el fiscal provincial José Domingo Pérez, luego de la declaración que diera Jaime Villanueva, ex asesor de la suspendida Patricia Benavides, en la que narrara la influencia del periodista Gustavo Gorriti en el Ministerio Público, además de otros hechos que ponen en duda la idoneidad de su trabajo, tan admirado por algunos.
Esta investigación de por sí llama la atención, pues por un lado no ha motivado la suspensión de los tres magistrados, como sí se hizo con la fiscal Benavides por declaraciones del mismo Villanueva. Aparte, habría que preguntarnos qué tanta autoridad tiene la JNJ para investigar en estos momentos, si en los dichos del exasesor se afirma que uno de los miembros de dicha institución, Guillermo Thornberry, era “topo” de la extitular del Ministerio Público.
Ayer lunes, la Fiscalía de la Nación a través del Área de Denuncias Constitucionales ha anunciado que se han pedido copias certificadas de las declaraciones de Villanueva a la fiscal Delia Espinoza para “el inicio de indagaciones”. Es lo mínimo que corresponde hacer ante lo que se ha sabido respeto a la conducta de fiscales supremos como Pablo Sánchez y Patricia Benavides, y congresistas que cuentan con protección constitucional antes de ser llevados ante la justicia.Hasta allí es más o menos lo que toca. Lo que no toca hacer es dar luz verde a la iniciativa del congresista Esdras Medina (Unidad y Diálogo), quien pide que se forme una comisión investigadora en el Congreso, a fin de aclarar los hechos conocidos. Esto no tiene ningún sentido y lo único que haría seria generar show, pérdida de tiempo y despilfarro de recursos para no llegar a nada, como suele suceder con la mayoría de este tipo de grupos de trabajo generados en el pasado ante el escándalo de turno.
Es evidente que ante lo conocido la semana pasada, las instituciones como la JNJ y el Ministerio Público no pueden quedarse de brazos cruzados. Sin embargo, es de esperarse que acá haya resultados palpables que apunten a limpiar y renovar el Ministerio Público plagado de fiscales ineficientes, politizados y contaminaos de intereses subalternos que no logran sentencias en los casos de políticos corruptos de todos los colores y tiendas, que se deben estar riendo de todos los peruanos.