Ayer los peruanos, con motivo de los 31 años de la captura de Abimael Guzmán, hemos recordado con mayor intensidad y cercanía el espanto que vivió el país por acción de las hordas de este sujeto, por lo que resulta inconcebible que muchos peruanos hayan votado en las elecciones de 2021 por Pedro Castillo, con innegables vínculos con Sendero Luminoso a través de ese grupo de fachada llamado Movadef. Todo intento por negar esta realidad es tratar de tapar el sol con un dedo.
Desde 2017, cuando Castillo encabezó una huelga de docentes radicales dedicados a pedir aumentos de sueldo sin someterse a evaluaciones para ver si sirven o no para impartir educación a los futuros ciudadanos del Perú, estaba claro que ese agitador profesional tenía vínculos con terroristas. Allí están los videos de los seguimientos llevados a cabo por la Policía Nacional, en que se le ve departiendo con gente que purgó prisión por ser parte de la banda terrorista.
Para los que tienen poca memoria, apenas iniciado su gobierno, Castillo puso como premier, aunque hoy nos parezca increíble, al congresista Guido Bellido, un investigado por terrorismo que se esmeraba en rendir “homenaje” a Edith Lagos, una senderista ayacuchana, y a impedir que se “agravie” a los terroristas en un programa de televisión, algo como lo que ahora hace esa otra integrante de Perú Libre, María Agüero, defensora de la narcoterrorista “Vilma” y de Víctor Polay Campos.
Ya en el poder, Castillo puso de ministro de Trabajo y Promoción del Empleo a Iber Maravi, señalado por la Policía Nacional como partícipe de atentados terroristas en Ayacucho en los años 80, y no se hizo problema en recibirlo en Palacio de Gobierno incluso cuando ya había dejado el cargo. Estas visitas se dieron hasta los días previos al golpe de Estado del 7 de diciembre del año pasado. Otros asiduos visitantes eran integrantes del Movadef.
La vergonzante presencia de Castillo en Palacio de Gobierno por año y medio fue un triunfo de Sendero Luminoso. Es obvio que no iban a lanzar en una candidatura a Abimael Guzmán, a Osmán Morote, a Elena Yparraguirre, a Martha Huatay o a otra de esas hienas. Además, el Movadef fue impedido de inscribirse como partido precisamente porque se basaban en una “ideología” criminal. Tenían que hacerlo a través de un externo que no tuvo problema en pegarse a ellos, y la jugada les salió perfecta.