En la edición de hoy de Correo Lima mostramos dos casos que ilustran perfectamente el nivel del Congreso que elegimos libremente los ciudadanos en 2021. Se trata de dos “joyas” de largo recorrido en acciones vergonzantes de presunto delito y evidente sinvergüencería, y que pese a todo siguen en funciones, cobran y de paso se dan un tiempo, cara de palo de por medio, para indignarse y victimizarse. Me refiero a Magaly Ruíz, del partido de César Acuña; y Raúl Doroteo, de ese partido que algún día fue importante y respetado llamado Acción Popular.

El primer caso tiene que ver con la legisladora Ruíz, acusada hace tiempo de “mochasueldo”, pero salvada por sus colegas quizá por el rabo de paja que comparten, en clara aplicación de la frase “otorongo no come otorongo”. Ahora se trata de la irregular contratación de la pareja de su hijo. El Ministerio Público ha venido haciendo una investigación preliminar que la deja muy mal parada, aunque claro, siempre podrían aparecer los colegas para evitar que le levanten la inmunidad a fin de continuar con el proceso que podría llevarla a ser privada de su libertad.

También está el caso de otro caserito de los escándalos llamado Raúl Doroteo. Lo conocimos inicialmente como uno de “Los niños”, célebres por apoyar al gobierno inepto y corrupto de Pedro Castillo a cambio del manejo de un ministerio y de otros beneficios; y más tarde como uno de los “mochasueldos”. Ayer le han allanado su casa y la oficina, pero como no podía ser de otra manera, ha salido a decir que todo se trata de un show. Sí, podría tener razón, pues hasta el momento al hombre no le pasa nada y sigue como congresista en funciones.

La semana pasada el que acaparó los escándalos fue otro de “Los niños”, Darwin Espinoza, también de Acción Popular, vocero de la bancada para mayores señales, el que fue descubierto por un programa dominical usando personal y recursos del Congreso para fines particulares, y más tarde intercambiando favores laborales al margen de la ley con otra legisladora que se hizo la indignada. ¿Lo sancionarán esta vez? ¿Lo botarán? ¿O pasará lo de siempre, que no hay votos ni para suspenderlo? No sería raro.

Esto es lo que hay, es lo que elegimos, así que ni quejarse mucho. Lo que no se puede aceptar es que no haya sanción para estos malos elementos. Está bien, los peruanos se equivocaron al votar por “Los niños” y “Los mochasueldos”, pero existen los mecanismos para llevar a cabo limpiezas y hasta fumigaciones destinadas a depurar una institución que tiene la responsabilidad de hacer leyes que rigen nuestras vidas, fiscalizar y sobre todo, ser la voz de los ciudadanos. ¿O es que alguien se siente representado por Ruíz, Doroteo o Espinoza?

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