Recuerdo el Parlamento que disolvió Fujimori. Era bicameral; había 180 diputados y 60 senadores. Los primeros eran elegidos por distrito electoral múltiple, es decir, por departamentos; y los últimos, por distrito electoral único: los elegía todo el país.

Si entendemos que la representación parlamentaria está en relación directa a la población de un país, entonces podemos afirmar que el Perú hoy, con un Parlamento de 130 congresistas, tiene la menor representación de Sudamérica.

Incrementar el número de congresistas no es popular, pero es necesario para fortalecer nuestra democracia.

Nuestro congresista rebelde Kenji Fujimori ha dicho que el fujimorismo tiene una deuda con el pueblo peruano, porque su padre disolvió el Congreso y luego a través del CCD lo convirtió en unicameral; pero ahora él está presentando un proyecto para modificar la Constitución y volver al bicameralismo con 100 diputados y 30 senadores “para no incrementar el presupuesto”.

Esto también es un chiste, porque si queremos un verdadero Parlamento bicameral, por lo menos debe haber 180 diputados y 60 senadores, como en 1992. ¿Cuesta más? Sí, pero así es la democracia.

Los senadores deberían revisar las autógrafas aprobadas en la cámara baja y aprobarlas si es el caso, dar el “agreement” a los candidatos a embajadores, ver qué coroneles merecen ser generales en nuestras FF.AA. y PNP, nombrar a directores del BCR, a miembros del TC, a integrantes del CNM, etc.