Como suele suceder desde que el presidente Pedro Castillo asumió el gobierno para desgracia de todos los peruanos, un escándalo tapa al anterior. Por eso debemos estar atentos para que los reclamos de ciertos sectores por la elección de seis miembros del Tribunal Constitucional (TC) y las explosivas declaraciones del recluso Zamir Villaverde, no hagan que perdamos la vista del patético plagio que cometió el mandatario para sacar su grado académico de magíster.

El martes por la noche, el Congreso cumplió con el encargo que le da la Carta Magna de elegir con más de 87 votos a cada uno de los integrantes del TC. Seis de los salientes estaban con mandato vencido y antes su necesario relevo se vio frustrado por el cierre del Poder Legislativo dispuesto por Martín Vizcarra, y más tarde por medio de una leguleyada promovida por el exministro de Defensa, Walter Ayala. Sin embargo, cierto sector de la izquierda y del propio gobierno ha puesto el grito en el cielo.

Mientras tanto, ayer por la mañana, el prontuariado Zamir Villaverde ha dicho desde la cárcel donde cumple 24 meses de prisión preventiva, que el profesor Castillo tuvo que ver en un supuesto fraude para ganar las últimas elecciones. Esto debe ser materia de investigación por más que la denuncia venga de este sujeto. No es poca cosa lo que ha señalado, pues implica al propio Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Acá hay mucho pan por rebanar.

Sin embargo, tanto por el caso del TC como por lo afirmado por el recluso Villaverde, se han armado olas que no deberían hacer que dejemos de lado el escándalo de la semana pasada, que es el plagio de la tesis del presidente en ejercicio y que en cualquier otro país habría llevado a su inmediata salida del poder por la puerta falsa, además de la apertura de una denuncia penal en el Ministerio Público por un delito que se sanciona con cárcel efectiva.

Los peruanos no tenemos por qué cargar el vergonzante peso de ser gobernados por un personaje que ha plagiado una tesis y que gracias a este delito ha cobrado más al Estado por sus, además, pésimos servicios como profesor de primaria en la provincia de Chota. No importa el ruido que haya por el TC y lo dicho por Villaverde. Lo de la “investigación académica” del mandatario no puede quedar en el aire. Si permitimos eso, mejor apaguemos la luz y vayámonos todos.