Lanzada al ruedo comercial de cualquier manera, como ya se ha hecho costumbre en nuestro medio con muchas de las películas de mayor interés, "Están detrás de ti" (It follows) es una producción independiente estadounidense que asoma como un sólido relato de terror, original y muy extraño al mismo tiempo.

Con una evidente influencia del cine de John Carpenter de los años 70, en especial de la muy imitada "Halloween" (1978), el joven cineasta David Robert Mitchell ilustra una inquietante aventura de horror en una comunidad de Detroit, en la que combina sexo y muerte de una manera bastante singular.

El punto de partida es el primer encuentro sexual de la juvenil Jay (Maika Monroe) con su novio, luego de lo cual esta empieza a ser acechada por bizarras presencias fantasmales, acaso espectros o zombies inspirados en los muertos vivientes de George A. Romero, que solamente ella puede ver y la convierten en eslabón de una inexplicable maldición.

Enterada de que su pareja la utilizó en la intimidad para librarse, al menos momentáneamente, de la pesadilla, Jay tendrá que hacer lo mismo, es decir, tener sexo con alguien para transmitirle lo que podría ser una suerte de 'enfermedad mortal' y alejar el peligro. Así, junto a un pequeño grupo de jóvenes, entre los que también se halla su hermana, la muchacha intentará escapar de la muerte que la ronda.

TERROR MINIMALISTA. Curiosamente, el realizador convierte a la comunidad donde transcurre la acción en un lugar que se percibe aislado, donde el tiempo parece detenido (diríase que son los años 70 u 80 si no fuera por algún celular o los modernos modelos de los autos). Es más, la presencia de los adultos e incluso de los padres es casi inexistente.

Mitchell opta también por un estilo minimalista, en el que predomina la observación del entorno, lo que le permite controlar mejor las idas y vueltas de los personajes y dosificar los momentos de tensión. La cámara se convierte entonces en una pieza fundamental para trabajar tanto la austeridad dramática como los sobresaltos, para recorrer con habilidad los espacios interiores y sacarle el mejor partido a los amplios exteriores.

Desde el impresionante plano abierto circular del inicio, los travellings, panorámicas y la profundidad de campo son instrumentos fundamentales para crear la necesaria atmósfera de misterio que dé paso al miedo y desate el horror. Como ocurre en la secuencia en que Jay, atada a una silla, ve por primera vez a un espectro femenino, o aquella otra en la universidad, donde la aparición de una anciana que camina hacia ella resulta realmente perturbadora.

Asimismo, la música electrónica de Disasterpeace (pseudónimo de Rich Vreeland) es pieza clave en el desarrollo narrativo, pues al igual que en los filmes de terror de Carpenter -o emulando más bien su incisivo estilo- marca la pauta de las acciones con bastante eficacia.

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