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Son casi 24 años los que llevo acudiendo casi a diario al distrito de La Victoria, pues trabajo desde inicios de 1993 en Grupo Epensa, cuya sede se ubica en Santa Catalina, cerca del cruce de Nicolás Arriola con Canadá, y es lamentable ver que al cabo de todo este tiempo, esta jurisdicción sigue siendo tan o más caótica e inmanejable como en años anteriores, a pesar de todas las bondades que ofrece y los recursos que maneja.

El colmo ha sido lo sucedido en las últimas horas, en el sentido de que la Contraloría ha pedido al Ministerio de Economía y Finanzas que congele las cuentas de la Municipalidad de La Victoria, ante las presuntas irregularidades detectadas en la gestión del alcalde Elías Cuba, quien fue elegido por las filas de Solidaridad Nacional, agrupación que se equivocó de lleno al colocar a dicho caballero como postulante de este distrito con tan grandes problemas.

Recordemos que hace unas semanas se hizo público que el hijo del propio alcalde Cuba habría estado cobrando cupos a los eternos ambulantes para que sigan ocupando la calle. Cuando la prensa encaró al burgomaestre, su única reacción fue decir que llamaría la atención al muchacho. Sin embargo, esta y otras irregularidades han llevado a que se pida que no se envíe más recursos públicos a dicha comuna porque no se puede garantizar su buen uso.

Sin embargo, los problemas de La Victoria son, como señalé al inicio, de toda la vida. Sufrimos por la falta de seguridad en las calles, pistas rotas, rejas por todos lados que impiden el libre tránsito, calles mugrientas, paredes pintarrajeadas, parques que no son regados y por Gamarra, que sigue siendo tierra de nadie a pesar del dinero que ahí se mueve. Ojalá que un mal día de estos no haya un incendio como el de Mesa Redonda en 2001, para que alguien recién haga algo.

Hasta el momento no ha existido una sola autoridad victoriana capaz de marcar un antes y un después en este distrito, que con una gestión eficiente y honesta podría ser otra cosa. Hoy, lamentablemente, está en manos de una administración como tantas otras y como muestra está el pedido de la Contraloría de congelar las cuentas. Cabría preguntarse si algún día los electores serán capaces de elegir a un alcalde a la altura de sus inmensas necesidades.

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