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Una tibia disculpa que culpó a los excesos de un programa en vivo cerró la polémica generada por una secuencia del recién estrenado programa Tunait, que conduce Katia Palma y transmite Latina en horario nocturno. ¿Qué sucedió en esta “brillante” e “imaginativa” secuencia? Pues que a uno de los invitados (Jonathan Maicelo) se le pidió nombrar sinónimos de la palabra pene y a la otra invitada (Natalia Málaga) se le requirió mencionar cuáles son las lisuras que dice con mayor frecuencia. Ambas preguntas, evidentemente, estaban en la pauta del programa, no fueron exabruptos en vivo y lo que se buscaba adrede era generar respuestas subidas de tono, por decir lo menos, y eso fue lo que sucedió. Claro, dirán, ya estamos fuera del horario de protección al menor, tenemos licencia para todo, como también pensarán los productores de Mujeres sin filtro de América, que tampoco se quedan atrás cuando se trata de plantear temas y de celebrar los comentarios de sus conductoras, que muchas veces dejan poco al doble sentido. No se trata tampoco de convertirse en el abanderado de la liga de la moral y de las buenas costumbres en la industria televisiva. Se puede hacer un programa pícaro, divertido, juguetón, sin llegar a ser tan explícito. Porque si se trata de que se está fuera de un horario que sí merece especial cuidado, en señal abierta tampoco se va a transmitir todo lo que se nos ocurra. Hay filtros, hay límites, que se deben respetar, nos guste o no. Y hay algo que quizá no están tomando en cuenta quienes generan contenidos para programas que se transmiten después de las 10 de la noche en la televisión comercial. En este mundo de las comunicaciones cada vez más globalizado, en el que reinan las redes y las plataformas para ver a la hora que uno desea el programa de TV favorito, los horarios hoy realmente los elige el usuario, el televidente. Por ejemplo, la secuencia de Tunait que muchos critican ya está colgada en las redes, YouTube y hasta en la propia web del canal, al alcance de todos: grandes, chicos y pequeños. Ya todo se desbordó, lo que se produce para la señal abierta dejó de ser exclusivo de cierto público y horario determinado. Hoy más que nunca hay que cuidar mucho lo que se produce y se emite en la pantalla para no dar motivo a quienes están atentos a los excesos para justificar eso de la “televisión basura” y pedir medidas extremas que nunca compartiremos.