Hasta hace pocos meses, cuando estaba a cargo de la llamada “Megacomisión” encargada de investigar presuntas irregularidades durante el gobierno del expresidente Alan García, parecía no haber nadie más humalista que el congresista Sergio Tejada, quien por estos días está con un pie fuera de la agrupación que encabeza Nadine Heredia.

Pero más allá de este alejamiento en particular y sus motivaciones, Heredia y las cabezas de dicha agrupación deberían estar muy preocupadas por esta situación, pues es sabido que hay varios con planes de fuga. Lo dijo hace pocos días a Correo la tacneña Natalie Condori. Ella se fue del humalismo en julio del año pasado, y adelantó que varios tienen la idea de tomar su propio camino.

Si el Gobierno ya la tiene muy complicada cuando falta año y medio para que se vaya, sería mucho peor ir perdiendo legisladores con el paso de las semanas y los meses. Si son válidas o no las motivaciones de los humalistas para irse, es lo de menos. Si están actuando o no con cálculo electorero con miras al 2016, es lo menos importante. Lo que se debe tener en cuenta son los problemas de gobernabilidad que esto puede traer.

Lo que pasa con el humalismo a año y medio de dejar el poder, debe servir de lección a los políticos, esos que hacen de la improvisación su bandera y que se lanzan irresponsablemente a la tarea de gobernar el país sin el respaldo de una agrupación sólida, sino rodeados de gente con agenda propia que espera la primera oportunidad para irse, afectando con ello el buen desempeño del Gobierno al que pertenecieron.

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