GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

En un acto sin precedentes, el papa Francisco y el rey Mohamed VI de Marruecos, en el marco de la visita del Santo Padre a Rabat, acordaron ayer preservar la ciudad de Jerusalén como “PATRIMONIO COMÚN DE LAS TRES RELIGIONES MONOTEÍSTAS”, es decir, del judaísmo, del cristianismo y del islamismo. 

No tengo registro del discurso de un sumo pontífice -van 266 desde Pedro- que haya llegado tan lejos en su visión ecuménica en la historia de la Iglesia -Juan Pablo II fue un importante antecedente, es verdad-, denotando un acercamiento muy estrecho al mundo musulmán, pero sobre todo ningún rastro de un emir o máxima autoridad en el Islam, la religión fundada por Mahoma en el 622 d.C., que haya expresado una extraordinaria actitud hacia la aceptación de la convivencia religiosa -no ha sido una regla en esta importante religión que ganó fieles luego de la muerte del Profeta Mayor, en muchos casos por las denominadas guerras santas, propias de su proceso histórico-, como acaba de mostrarla con total apertura Mohamed VI, sacándole brillo a la ganada fama de Marruecos de ser considerado el país que profesa y defiende el Islam más moderado que existe en el mundo, donde los musulmanes llegan a los 1850 millones, aproximadamente. 

Durante su formidable discurso en árabe, español, inglés y francés, el rey de Marruecos ha reconocido la participación del cristianismo en el proceso histórico marroquí, aun cuando se trata de una minoría religiosa -unos 28,000 cristianos, en su inmensa mayoría extranjeros- en un país islámico de 37 millones de habitantes. 

Aunque Marruecos (norte de África, en el Magreb) geográficamente está muy lejos de Jerusalén (Medio Oriente), Mohamed VI acerca a su país a Tierra Santa y se vuelve un monarca vanguardista en el mundo del Islam al coadyuvar en promover el mejor contexto para la integración en un lugar lleno de tensiones. Francisco lo aplaude con realismo, pues jamás iba a conseguir tremenda declaración sobre la naturaleza tripartita para la vida de fe de la histórica Jerusalén por los judíos y/o los palestinos, que hasta ahora no solucionan sus problemas de territorios, menos entonces sobre el status de Jerusalén.