El populismo es un fenómeno político complejo y multifacético que ha sido objeto de debate académico durante décadas. Se sabe que surge de una mezcla de factores, que no tiene una sola causa, entre ellas; la desconexión entre la clase política y la ciudadanía, la globalización y sus efectos, las crisis económicas y sociales, una severa debilidad de los partidos políticos y la utilización de las tecnologías de la comunicación como vehículos de movilización ciudadana.

Más aún, el populismo autoritario y los falsos demócratas caracterizados por su dicotomía entre “pueblo puro” y “élite corrupta”, ha experimentado un alarmante resurgimiento, adaptándose con maestría a la era digital.

En el caso del Perú, la situación es particularmente preocupante: solo el 50% de la población respalda la democracia, mientras que un 91% se declara insatisfecho con ella (Latinobarometro, 2023). Como creer en una democracia donde más 10 millones de peruanos se encuentran en situación de pobreza (INEI, 2024), mas de 17 millones de personas empleadas, pero de ellas el 80% en condiciones de informalidad (ESAN, 2024). Esta es la realidad que hay que afrontar en democracia.

¿Cómo afrontar este desafío? Una respuesta efectiva es la conformación de un frente de partidos. Un frente sólido, una coalición de esfuerzos y voluntades con un liderazgo claro, una visión de país compartida y propuestas de políticas públicas concretas que promuevan la cohesión social y el desarrollo a largo plazo, está puede ser la clave para revertir esta tendencia y encaminar nuestro futuro hacia un desarrollo sostenible y equitativo.