Si el Congreso logra dar luz verde a la propuesta de creación del Ministerio de Infraestructura anunciada ayer por la presidenta Dina Boluarte en su mensaje al país por Fiestas Patrias, y no se ponen los candados necesarios para evitar la aparición de aves de rapiña por encima de la sede de esta institución, este proyectado sector podría convertirse en un gran foco de raterías debido a que manejaría por lo menos un tercio de todo el presupuesto nacional.

Si ya en los gobiernos de Martín Vizcarra y Pedro Castillo hemos visto cómo el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) se convirtió en un gran botín debido a los millonarios recursos con que cuenta, pensemos en lo que podría significar para la gente de uñas largas este sector que va a concentrar todas las obras que deben ejecutarse con dineros públicos Ayer, con el solo anuncio hecho por la mandataria, muchos deben de haber estado salivando y frotándose las manos.

Un ministerio de este perfil tiene que ser manejado por gente honesta y capaz. No puede ser entregado a cualquiera para que llene los cargos públicos con recomendados, amigos del partido, “waykis”, envarados, sindicalistas come echados, elegidos por algún hermanísimo o sobrinísimo, egresados de universidades dudosas o beneficiados con algún cuoteo político. Si es así, el flamante sector solo va a hacer noticia por su ineficiencia y los actos de corrupción que se van a cometer en su interior.

Para el Ministerio de Infraestructura tendría que aplicarse un criterio de selección como el que rige en el Banco Central de Reserva (BCR), a donde solo postulan los mejores alumnos de las universidades públicas y privadas para hacer un curso llamado “la escuelita”, al termino del cual solo ingresan a laborar los cuatro o cinco más destacados. Acá no llegan ministros, congresistas o gente con carnet del partido de gobierno para meter a sus ahijados. El resultado: una dependencia pública que cumple estándares internacionales de eficiencia.

Si van a crear un ministerio con un presupuesto descomunal para poner al frente a gente como, los amigos de Vizcarra, Geiner Alvarado, Salatiel Marrufo o los que despidieron con mariachis al impresentable mayor de Juan Silva, hasta hoy prófugo de la justicia, mejor dejemos las cosas como están, porque nos van a robar a manos llenas. La idea no me parece mala, pero los candados frente a los corruptos tienen que ponerse de antemano para evitar sorpresas que, en verdad, ya ni deberían sorprendernos.

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