El Perú se alista a tener en las próximas horas al expresidente Alejandro Toledo con una orden de captura nacional e internacional y con un pedido de arresto preventivo de 18 meses, con lo que se unirá a su antecesor Alberto Fujimori, caído en desgracia desde 2007, cuando fue traído a Lima en un avión de la Policía Nacional para afrontar sus juicios con orden de detención tras pasar siete años entre Tokio y Santiago de Chile.

Lo más irónico de todo esto es que Toledo surgió en la política precisamente por promocionarse como la antítesis del corrupto régimen de Fujimori y su siamés Vladimiro Montesinos. Ofreció renovar la política y hacerle olvidar a los peruanos las malas artes mostradas por los “vladivideos”. Se convirtió para muchos en el “héroe” que se la jugó por la democracia, el que salió desde abajo para ponerse al frente de un país agobiado y asqueado por el fujimontesinismo.

Pero no fue el único. A fines del año 2000 también apareció en escena otro “mártir” de la lucha contra el régimen fujimorista ya en etapa terminal. Fue el teniente coronel del Ejército Ollanta Humala, quien con un “levantamiento” surrealista en Locumba se convirtió en político, hastiado de la corrupción y de los millones de Montesinos que ya aparecían en cuentas bancarias de Suiza. Si Toledo tenía en ese momento 8% de aceptación, no importaba, ahí estaba el comandante.

Bueno pues, hoy los dos “héroes” y supuestas antítesis de Fujimori están en una situación muy parecida a la del personaje a quien decían enfrentar. Toledo tiene un pie en la cárcel o al menos en la condición de prófugo si decide dárselas de “perseguido político” y evadir a la justicia; mientras que Humala tiene restricciones para salir del país, quizá como antesala a determinaciones judiciales más complicadas para él.

Como señalamos ayer en nuestro editorial, la institución de la Presidencia de la República del Perú está por los suelos por la triste coyuntura judicial. Pasará mucho tiempo para revertir esta situación, debido a la magnitud de la corrupción puesta bajo los reflectores. Ojalá que cuando ello ocurra, los peruanos hayamos aprendido a desconfiar de esos “héroes”, que al final son más de lo mismo por usar el poder que reciben en las urnas para llenar sus bolsillos.

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