Nadie podría creer que luego de que el presidente de Colombia, Iván Duque, decidiera retroceder con su impertinente medida tributaria remitida al Congreso donde no tiene mayoría y con una evidente falta de reflejos por la directa afectación social en plena pandemia, la gente se sentiría aún insatisfecha y por eso su decidida insistencia persistir con protestas que hoy cumplen dos semanas en todo el país. Eso solo podría ser tolerado en el mundo de los cándidos.

El realismo político, que es lo que me gusta desarrollar en mis clases, nos dice que debemos reflexionar sobre la base del acto fáctico, sin ninguna posibilidad para la subjetividad que nos lleve a cambiarlo o desnaturalizarlo. La única verdad es que los subversivos han aprovechado el gigantesco error gubernamental para dar rienda suelta a su objetivo de fondo, que es la desestabilización del país, y de toda la región, a fin de posesionar a los movimientos y grupos extremistas en el poder.

Si esta es la verdad, ¿Será que la represión indiscriminada permitirá mitigar o acabar con las revueltas?. Por supuesto que no!!!. Iván Duque no puede seguir pisando los troncos que está dejando al país casi 40 muertos y casi dos mil heridos. ¿Qué debe hacer?. Para no parecer como los regímenes de la ultraderecha en América Latina y no darle más argumentos a los subversivos que vienen operando escondidos entre la gente, debe promover un diálogo inteligente y rápido -es lo que aquellos no quisieran-, valiéndose de la Iglesia que sabe actuar en situaciones complejas como la que hoy vive Colombia.

Si la represión continúa, entonces, las horas para Iván Duque, podrían estar contadas. En política, cuando el actor estatal deja de ser eficaz y efectivo y se convierte en un problema, pues lamentablemente debe ser cambiado. Las Fuerzas Armadas, que lo respaldan, lo saben muy bien. El presidente debe entender que en las calles, aunque tomadas estratégicamente por los terroristas, la inocultable ira colectiva, que es la reacción -efecto dominó en todo el territorio nacional- por la respuesta coactiva del gobierno, viene siendo difundida por las redes entre muchas noticias falsas y pocas verdaderas. Advertirlo no es difícil como tampoco que la violencia no cesará si la fuerza del Estado no se vuelve inteligente y da el primer paso.

TAGS RELACIONADOS