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Daniel Ahmed volvió a la Federación Peruana de Fútbol (FPF) en el año 2016, luego de un paso por Sporting Cristal -con título incluido- y, más atrás, en 2013, una corta experiencia con la selección peruana Sub-20. En 2015 volvió, ya con Edwin Oviedo como presidente, para desempeñar la ambiciosa labor de Jefe de la Unidad Técnica de Menores.

Lo que Ahmed inició a través de su cargo fue una revolución para el fútbol peruano. Buscó descentralizar nuestro balompié de raíz y, de esta manera, aumentar el universo de jugadores. Además de eso se hizo hincapié en el desarrollo emocional del jugador menor, con asistencia psicológica en función a cada caso y, por supuesto, se decidió invertir en nutrición, desarrollo y crecimiento, buscando que la técnica peruana conjugue con un biotipo apto par la alta competencia. El proyecto pintaba bien y Ahmed contó con el respaldo y la paciencia de todos en la FPF, incluso fuera de ella. El denominado Proyecto Qatar 2022, anunciado con bombos y platillos, tenía como objetivo echar mano de las categorías 93, 94, 95, 96 y 97, todas ellas en algún momento dirigidas por Ahmed, para que sean la base de lo que serían las Eliminatorias para el Mundial de Qatar. Algunos de esos jugadores, como Edison Flores, Andy Polo y Miguel Araujo, entre otros, ya son parte de la selección absoluta, pero lo que este proyecto pretendía era que la base de la selección mayor esté conformada por aquellos jugadores que Ahmed formó a lo largo de su presencia en la FPF. Juan Carlos Oblitas fue quizá el principal impulsor de dicha iniciativa.

Hoy, el trabajo de Daniel Ahmed nos genera una incógnita tremenda de cara a lo que serán esas Eliminatorias. Más allá de los resultados de la selección Sub-20 en el Sudamericano de Chile, lo que nos alarma es la propuesta que estos muchachos exhiben. Casi no existe comprensión entre ellos dentro del campo, parece que apenas se hubieran conocido cuando llevan un largo periodo trabajando juntos. El propio Ahmed dijo tras una derrota que Perú fue presa del “miedo escénico” y, si el Jefe de la Unidad de Menores nos lanza ese argumento, es poco lo que podemos esperar.

En estos últimos días, hay quienes han enfilado sus ataques hacia la nacionalidad del DT y también hacia su sueldo. Herramientas mezquinas, sobre todo cuando sobran razones para criticar. Aquí hay un problema de funcionamiento que debe preocuparnos a todos y sobre todo a quienes invirtieron tiempo y confianza en este proyecto. Queda esperar que lo visto hasta ahora en el Sudamericano sea una desafortunada circunstancia y no una realidad inapelable, de lo contrario habrá que tomar decisiones radicales peleando contra el reloj.