De un gobierno como el de Pedro Castillo solo se pueden esperar ministros del nivel de Pedro Francke, Aníbal Torres o el fiestero Luis Barranzuela, quienes en los últimos días nos han demostrado –por sí solos, y sin que la oposición, ni la “derecha” ni “el imperialismo” muevan un dedo–, en manos de quién estamos por culpa de aquellos que eligieron a un mandatario que en tres meses no ha dado una entrevista y jamás fue capaz de mostrar un equipo técnico decente durante la campaña.

A mitad de semana vimos a Francke, supuestamente uno de los “mejores cuadros” del actual gobierno, derramando resentimiento y “picazón” contra las personas que tienen la posibilidad de comprarse un auto de lujo, pese a los altos impuestos que pagan, al tratar de justificar el paquete tributario que planea soltar el régimen marxista leninista contra los que ya tributan, en lugar de apostar por la formalización de los evasores que son los más felices con este gobierno “del pueblo”.

Luego salió el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Aníbal Torres, insinuando que los accionistas de la minera Antamina han parado sus operaciones como una forma de sabotaje a la administración de su jefe, cuando la medida de la empresa de capitales extranjeros y ajenos a la política local, se debe a actos de violencia en la región Áncash que no afronta el Estado. La culpa es de los “golpistas”, no del gobierno. Una vergüenza, aunque luego haya retirado el exabrupto vía Twitter.

Y como para cerrar una semana de terror propia del Halloween, se hizo pública la jarana del ministro cocalero Luis Barranzuela, junto al congresista Luis Bermejo, cuando en teoría las reuniones están prohibidas por el COVID-19. Cómo habrá sido de escandalosa la rumba, que la premier Mirtha Vásquez mandó una carta a su subordinado pidiéndoles explicaciones, como si se tratara de la profesora del salón exigiéndole al palomilla de “Jaimito” que dé cuenta de sus malacrianzas.

Queda claro que el problema acá no son los ministros, sino el propio presidente Castillo siempre incapaz de armar un equipo medianamente aceptable para llevar las riendas del país, y la premier Vásquez, la que según la Constitución es quien ha propuesto el nombramiento de estos personajes. Queda al Congreso evaluar si el gabinete a cargo de esta dama que hasta hace unos días seguía “evaluando” a Barranzuela, merece la confianza de la representación nacional. Y eso que no he mencionado al ministro de Educación, Carlos Gallardo.