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Para cerrar la semana pasada, el viernes último a las 3.50 horas se registró un terremoto de magnitud 7.0 en la provincia de Azángaro, región Puno, que sacudió también a Moquegua, Arequipa, Tacna y el norte de Chile. Se reportó la muerte de una persona y algunas viviendas afectadas. Sin duda, la suerte una vez más acompañó a la población, el sismo ocurrió a 270 kilómetros de profundidad y no causó desastres, quedando pendiente el gran terremoto pronosticado por especialistas preocupados por el silencio sísmico en el Cinturón de Fuego del Pacífico, donde se encuentra Perú.

Esa misma suerte parece no tener el sur con las nuevas autoridades regionales. Han cumplido 60 días de gobierno y no demuestran una de las virtudes que deben presentar: capacidad de diálogo.

Los gobernadores Walter Aduviri, Zenón Cuevas y Elmer Cáceres, de Puno, Moquegua y Arequipa, respectivamente, están enfrentados por problemas que existen desde hace buen tiempo, sin que haya voluntad de solución. Puno y Moquegua peleados por límites territoriales. Puno y Arequipa enfrentados por el recurso hídrico de Paltuture, que aseguraría el desarrollo del valle de Tambo.

Divergencias que ahondan la división en el sur y por falta de voluntad de los tres para sentarse en una mesa y dialogar, tal como planteó el presidente del Consejo de Ministros, César Villanueva.

La integración de las regiones Puno, Tacna, Moquegua, Arequipa, Cusco y Madre de Dios se aleja y se hace más remota. Lo que se avizora con estos conflictos es que cada gobernante jale agua para su molino sin importarle su vecino.

Si no existe un viraje en este modo de gobierno, entonces el sur avanzará muy poco en los próximos años.