En medio de la crisis política que atraviesa el país y cuando todos los peruanos merecen estar informados de lo que ocurre en esta grave coyuntura política, el Gobierno asestó otro golpe contra la libertad de prensa. No permitió que los medios nacionales cubran información sobre la conferencia de prensa del presidente Castillo y sus ministros, generando la protesta de los periodistas.

El jefe de Estado no entiende que la libertad solo existirá si la gente puede acceder a la información, que trae como consecuencia el debate de ideas. Para que ello suceda, los medios deben estar en todas partes, incluso en Palacio de Gobierno. Por eso, es preocupante la intervención del Gobierno para decidir quién informa o no. Eso solo sirve para el privilegio de los que están en el poder cuando el único privilegiado debe ser el ciudadano.

La arbitrariedad y el abuso del Gobierno para dejar en claro su animadversión contra la prensa no son otra cosa que operativos políticos impulsados por intereses que no tienen nada que ver con la verdad y la transparencia.

El gobierno a través de su vocero Alejandro Salas, indicó que la prensa extranjera había pedido “exclusividad” y que por eso no se dio ingreso a los periodistas locales. Ayer la Asociación de Prensa Extrajera en el Perú (Apep) ha desmentido a este ministro. Faltó a la verdad.

La prensa ha sido la primera luz para develar esta trama de negociados y corrupción del entorno del mandatario, quien solo se dedica a victimizarse y a decir, a pesar de lo visto hasta ahora, que su Gobierno no es tan desastroso y que sus actos son limpios.