Es muy probable que el presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), Jorge Luis Salas Arenas, salga por la puerta falsa de su cargo actual y de su condición de vocal de la Corte Suprema de Justicia, luego de la denuncia constitucional que le ha interpuesto la Fiscalía de la Nación por haber pedido un favor al cabecilla de “Los cuellos blancos del puerto”, Walter Ríos, un hampón al que le gustaba recibir “10 mil verdecitos” y estaba al frente de la Corte Superior de Justicia del Callao.
Como bien ha dicho el jurista Aníbal Quiroga en entrevista a Correo Lima publicada ayer, Salas Arenas es uno de los peores titulares del JNE en los últimos 40 años, y creemos que acabará muy mal por pedir a Ríos que dé empleo a uno de sus allegados. Sin embargo, el caballero nos dejará como “legado” la inscripción vigente del partido de un sicópata, asesino, racista y alucinado mental como Antauro Humala, quien quiere mandar 170 de sus reservistas a España a secuestrar al rey Felipe VI.
No es broma, estimado lector. No lo ha dicho un cómico ambulante de la Plaza San Martín, ni un charlatán de feria, ni uno de los geniales imitadores que nos deleitan en las tardes con sus ocurrencias en RPP. El mismísimo carnicero de Andahuaylas ha dicho, sin rubor alguno, que mandará a sus “etnocaceristas” al aeropuerto de Barajas, en Madrid, para traer bajo arresto al monarca español, en venganza por la captura de Atahualpa ocurrida al inicio de la conquista del imperio de los incas.
En estos momentos debemos ser el hazmerreír en diversos países por tener como protagonista de estas alucinadas declaraciones a quien en teoría, solo en teoría, no es un payaso ni un sujeto que necesita ayuda profesional, sino el líder de un partido político con inscripción vigente que aspira a gobernar el Perú o por lo menos a contar desde julio de 2026 con una bancada parlamentaria que tendrá la facultad de producir leyes que van a afectar la vida de los peruanos. Como para salir corriendo, ¿verdad?
En cualquier otro país, no habría mayor problema si la autoridad electoral admite la inscripción de partidos políticos de gente impresentable y lumpen como Antauro Humala, pues el elector jamás les daría su voto. Sin embargo, si en el Perú la gente ha votado por Pedro Castillo, un aliado de los terroristas del Movadef que además venía apadrinado por un corrupto como Vladimir Cerrón, que soñaba con hacernos retroceder a la era de cavernas hasta convertirnos en la nueva Cuba o Venezuela, cualquier cosa podría pasar.