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Todo el Perú no sale de la enorme emoción nacional que nos produce que Miguel Grau Seminario, el héroe del Combate de Angamos, quien se encuentra en lo más profundo de nuestro imaginario colectivo -desde niños lo reconocemos como “El Caballero de los Mares”-, por la grandeza de su sentido de humanidad al ordenar, sin pensarlo dos veces, el salvamento de los náufragos chilenos de la caída “Esmeralda” durante el Combate de Iquique, que ante su inefable nobleza exclamaron “¡Viva el Perú generoso!”, acaba de ser declarado por unanimidad por la Sociedad Peruana de la Cruz Roja -fundada en 1879- “Precursor Calificado del Derecho Internacional Humanitario en el Combate Marítimo”. Dicha calificación -esfuerzo incontrastable de Pro Marina del Perú (creada en 1909)- ahora será elevada a la Cruz Roja Internacional. Por la altísima membresía de “El Peruano del Milenio” que ostenta Grau, la Marina de Guerra y todo el pueblo peruano ingresan en una etapa de acontecimiento nacional jubilar, más aún al hallarnos ante la inminencia de la celebración del bicentenario del Perú. La grandeza de Grau hizo héroe al chileno Arturo Prat, cuando en una carta dirigida a su viuda, Carmela Carvajal, en la idea de atenuar el dolor por la muerte del esposo, lisonjeó con nobleza extremis la figura del valiente chileno caído mortalmente por el impacto entre las naves en combate aquel 21 de mayo de 1879. Los gestos de Grau han llevado a los tratadistas del Derecho Internacional Humanitario (DIH) a quedar rendidos por tan excepcional conducta pocas veces vista en la historia universal, debiendo rediseñar la doctrina para colocarla junto a la célebre Batalla de Solferino (Italia, 1859) como los grandes antecedentes del DIH. Grau está, como el afamado Nelson en Trafalgar, en la galería de los grandes héroes navales. Corresponderá materializar concretamente en la vida de todos los peruanos la enorme figura y legado del héroe inmortalizado el 8 de octubre de 1879 en el glorioso “Huáscar” junto a su tripulación. Para eso, propongo para el Bicentenario la creación de la “CÁTEDRA MIGUEL GRAU”, de carácter transversal y en todos los niveles de la educación peruana.