Hacerse el “griego”
Hacerse el “griego”

Mañana será el referéndum convocado por el primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, quien ganó las últimas elecciones con la plataforma de no acatar los términos de los organismos financieros internacionales que sostienen su economía -la llamada Troika financiera europea- con respirador artificial desde 2009. El referéndum busca pedir apoyo para no alinearse a los términos del último rescate financiero.

Como se recordará, la crisis de Wall Street de 2008 fue la gota final que requería la enclenque economía griega para desplomarse. Tan irresponsable era el manejo de la economía griega que no solo habían extremado la economía de bienestar, sino que habían falsificado las cifras macroeconómicas para ocultar su desprolijo manejo de hacienda pública. Más temprano que tarde, la utopía devino en crisis.

Desde entonces, Alemania -que es la que sostiene realmente la Unión Europea- ha tenido que meterse cuatro veces la mano al bolsillo para rescatar a los griegos. Pero ellos, con Tsipras a la cabeza, tienen un problema de percepción: quieren ganar como alemanes -y se sienten con derecho a hacerlo- pero desean seguir viviendo y trabajando como griegos.

¿Por qué tanta gollería con Grecia? Por la geopolítica. Como buen hombre de izquierda, Tsipras no cree en nadie y no ha tenido empacho en coquetear con el Kremlin a cambio de una eventual ayuda financiera. Putin bien puede pagar por tener su propia Georgia en el corazón de Europa. Y como Merkel no es Thatcher, los griegos han corrido con suerte. Aunque parece que si gana el NO, mañana puede ser la puntillada final de esta historia.

Así como en Grecia, en el Perú hay muchos que quieren exactamente lo mismo que los griegos: las ventajas del capitalismo, incluyendo la modernidad en todos sus aspectos, pero a costo cero, todo pagado -y “all inclusive” - por cuenta del Estado. Es decir, por cuenta de todos los demás. Aquí como allá se les identifica rápidamente: son los que se desgañitan vilipendiando al modelo económico actual, tienen la palabra “neoliberalismo” a flor de labios para todo uso y pontifican sobre la “inclusión social” a base del subsidio público, desconociendo que la única y verdadera inclusión siempre pasa por el mercado.

Sí, allá como aquí, “se hacen los suecos” con las desgracias que el socialismo ha producido -y sigue produciendo- tanto en Grecia como en Venezuela. Con ellos no es y no admiten culpas. No hay duda. Se hacen los griegos.