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Las luchas sociales por la igualdad entre las personas o, si prefiere, por la no discriminación, es uno de los asuntos más recurrentes en la vida de Estados Unidos, el país donde convergen todas las sangres del mundo. Parte de esa política de Estado para erradicar la histórica discriminación racial -la esclavitud polarizó los temperamentos ciudadanos de la nación entre los Estados esclavistas y los Estados libres por la línea Mason-Dixon, que grotescamente separaba a la Maryland esclavista de la Pensilvania libre- acaba de lograr una victoria. Harriet Tubman fue una mujer negra -ya emblemática- de la lucha por la libertad que no se amilanó en medio de una sociedad adversa para con los negros y que por su tenacidad y valentía bregó para que, como ella, que alcanzó su preciada libertad, muchos otros afroamericanos descendientes también lograran ser libres. Tubman, por esa gesta, estará más presente que nunca en el imaginario colectivo de los estadounidenses, pues su rostro aparecerá en los billetes de 20 dólares desde el 2020. No es casualidad que lo sea a partir de ese año. Sucede que en 2020 se habrán cumplido los cien años del derecho al voto que alcanzaron las mujeres en ese país. Esta es una decisión tomada cuando está en el poder Barack Obama, el primer presidente negro en la historia de Estados Unidos, lo que debe leerse como una marcada tendencia de reconocimiento a las reivindicaciones histórico-sociales de los negros en el país más poderoso del planeta. La decisión no fue fácil, porque la próxima aparición de Harriet en los billetes supondrá prescindir de la imagen del sétimo presidente de EE.UU., Andrew Jackson (1829-1837). Los activistas en EE.UU. han recibido la decisión en un contexto en que la discriminación racial había ocupado los primeros lugares en la opinión pública del país a propósito de la violencia contra los negros en algunas ciudades, así como que entre los nominados al Óscar no se hallase un solo candidato de raza negra.