Hasta mediados de febrero, la proyección para almacenar agua en las diferentes represas del sur era incierto, en especial en la cuenca del Chili, Arequipa, que apenas superaba el 60% y no garantizaba un buen año tanto para el consumo humano como para actividades agrícolas, industriales y otros.

Felizmente en apenas 15 días, en marzo, la situación cambió: dejó de llover en la parte baja y en las altas, las precipitaciones fueron bastante auspiciosas, al extremo que ya para el 20 de marzo las cosas eran diferentes y favorables.

De acuerdo con recientes reportes técnicos, el almacenamiento de agua en el Sistema Regulado del Chili es del 95% de su capacidad total (334 millones de m3), lo que garantiza agua para la temporada 2017. El Frayle, Los Españoles, Aguada Blanca y Pillones se han abastecido a más del 100%, dejando solo la represa El Pañe, que está en 84%, y lo que se manejaba durante los últimos días.

Una noticia favorable, empero, no tan buena para quienes dependen de la represa de Pasto Grande en Moquegua, cuya capacidad de almacenamiento bordeaba menos del 50% y el panorama para los siguientes meses no son del todo alentadores, como sí ocurrió en el 2015 cuando alcanzó los 131.85 m3. De seguro en los meses venideros volverán a registrarse los enfrentamientos entre Moquegua y el valle de Tambo por la adecuada distribución del recurso hídrico. Problema que no cesará hasta cuando se construya la nueva presa de Paltuture o las alternas en la parte baja del Tambo.

Ahora que hay agua en el Sistema Regulado del Chili, los organismos correspondientes deben planificar técnicamente para realizar una descarga coherente de agua según el uso que se tenga.