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Está a punto de comenzar la carrera electoral para los gobiernos regionales y las municipalidades de todo el país y, con la aparición de los eventuales candidatos, vamos viendo que, como era de esperarse, han surgido algunos que pretenden prolongar sus mandatos a través de las postulaciones de sus esposas o hijos. Otros han optado por lanzarse a administraciones distintas a las que están dejando. Hecha la ley, hecha la trampa.

En el Congreso anterior, tras un largo debate, se aprobó una ley que prohíbe la reelección inmediata de gobernadores regionales y alcaldes, a fin de impedir que las autoridades en ejercicio hagan campañas para prolongar sus mandatos con dineros públicos.

Ese era el espíritu de la norma. No obstante, ya aparecieron aquellos que indirectamente buscan mantenerse en el cargo a través de familiares o desde otras jurisdicciones. Hay gente que es incapaz de dar un paso al costado. En Lima y en el interior del país, las listas son extensas.

Sin embargo, está en manos de los electores analizar estas propuestas y ver si les damos nuestro voto y nuestra confianza. Si hay gente que ha decidido sacarle la vuelta a la norma mediante la “criollada” de lanzar la candidatura de sus parientes o mudándose a otra gobernación o alcaldía, hagámosle un alto optando por otras alternativas que no nos resulten “sospechosas”. Tenemos el poder de nuestro voto.