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Mucho se habla por estos días de la implicancia por encubrimiento del expresidente Ollanta Humala en la muerte de quien fuera el vigilante de la cuadra en que queda su casa en Santiago de Surco, Emerson Fasabi. Incluso una comisión del Congreso indica que la causa del deceso habría sido el envenenamiento tras la desaparición de las famosas agendas de Nadine Heredia, en las que se consignan millonarias anotaciones.

Sin embargo, más allá del gran lío en que está metido el exmandatario Humala por el caso Fasabi y por sus vínculos con las empresas corruptoras brasileñas, por lo cual se encuentra bajo arresto preventivo en el “penal presidencial” Barbadillo, en lo que realmente está complicado el hombre es en el caso Madre Mía, el cual por extrañas circunstancias avanza a paso de tortuga en el Ministerio Público, pese a los testigos que sindican al “Capitán Carlos” como responsable de horrendos crímenes.

Si en años anteriores Humala se salvó por este caso, que quedó archivado, cosa que le permitió llegar a Palacio de Gobierno, con las nuevas evidencias la cosa tendría que ser diferente. Recordemos además el audio que quedó relegado en el Ministerio Público en el que se evidenciaba el pago de sobornos a testigos que en su momento se retractaron y dejaron de acusar al “Capitán Carlos” por los crímenes de la base militar de Madre Mía.

Y mientras tanto, resulta “extraño” que con tanto “defensor de derechos humanos” que tenemos en el Perú nadie haya salido a las calles o a sus medios favoritos a exigir “justicia” en el proceso contra el “Capitán Carlos”, cosa que sí hacen cuando se trata de Alberto Fujimori, lo cual está muy bien. ¿Por qué con Humala no lo hacen? ¿Los fallecidos de Madre Mía valen menos que los de La Cantuta, Barrios Altos o Pativilca?

La justicia en el Perú tiene que demostrar que funciona, sea quien sea el que esté bajo investigación del Ministerio Público y más tarde, si es el caso, sentado en el banquillo. El expresidente Humala ha tenido mucha “suerte” en el caso Madre Mía, pero las evidencias siguen aflorando desde debajo de la tierra. Estamos hablando de indicios muy delicados que no pueden quedarse dentro de un cajón por más tiempo.